«No ha habido otra administración en la historia de Panamá que haya enfrentado desafíos tan complejos. Ante ello, concentramos nuestros esfuerzos en salvar vidas, evitar el colapso del sistema de salud y mantener la paz social»
Yuliza Serracin | septiembre 22, 2022
Discurso del vicepresidente de la República y ministro de la Presidencia José Gabriel Carrizo Jaén en la 77° periodo de sesiones de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU)
Ante todo, doy gracias a Dios y a la Virgen María, que nos permiten estar aquí reunidos pidiéndoles que iluminen los trabajos de este pleno.
Les transmito el saludo del excelentísimo señor Presidente de la República de Panamá, Laurentino Cortizo Cohen, quien ha delegado en mi persona la representación de nuestro país ante esta Asamblea General.
Asimismo, nuestro país se adhiere con convicción a los temas fundamentales propuestos para este período de sesiones de la Asamblea General.
Compartimos el criterio que, para superar la crisis sanitaria global y avanzar en la realidad de la transición hacia la post-pandemia, debemos propiciar soluciones creativas, compartir un mayor grado de solidaridad e incentivar la ciencia como una aliada fundamental, ante los desafíos que tiene por delante la humanidad.
Las transformaciones que se requieren, precisan de las herramientas del conocimiento, la investigación y la educación, sobre todo, en las naciones con altos niveles de pobreza, donde millones continúan sin opciones de vida digna.
Demasiados siguen muriendo de hambre, mientras otros padecen de indigestión.
Es un acto egoísta concentrar y no compartir el conocimiento.
El actual gobierno de la República de Panamá, está al frente del país desde hace 38 meses, treinta de ellos en pandemia.
No ha habido otra administración en la historia de Panamá que haya enfrentado desafíos tan complejos.
Ante ello, concentramos nuestros esfuerzos en salvar vidas, evitar el colapso del sistema de salud y mantener la paz social.
Dos años y medio después, estamos en el umbral de recuperarnos del daño que ha causado la crisis sanitaria mundial y continuamos avanzando. En esta materia podemos mostrarle al mundo resultados excepcionales.
Nuestro Plan Estratégico Nacional está concebido con este criterio: luchar contra las causas que generan la pobreza y la desigualdad.
Asumimos la conducción del gobierno con el compromiso de sentar las bases de transformaciones profundas.
Es cierto que somos un país con un crecimiento robusto, ¡sí! , pero con una inequidad inadmisible.
Ante esta realidad, estamos en una lucha tenaz y sin descanso.
El propósito de nuestra gestión es sentar los pilares de un país más justo, consolidar la democracia y fortalecer la independencia de la justicia.
Por primera vez en la historia de nuestro país, el presidente, como jefe del Ejecutivo, prescindió de su prerrogativa de designar unilateralmente a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y estableció un sistema de valoración independiente por méritos profesionales.
Por primera vez en la historia de nuestro país, la mayoría de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia son mujeres y ninguno de sus integrantes tiene relación alguna, vínculo ni subordinación, con el Presidente de la República.
En Panamá, como en el resto del mundo, tuvimos que enfrentar la pandemia. Proteger la vida humana, especialmente la de los más vulnerables, era la misión irrenunciable.
Desplegamos creatividad e innovación para desarrollar instrumentos tecnológicos que permitieron la atención directa, acceso y equidad al servicio de la población.
Transformamos el documento nacional de identidad en un instrumento de transferencia de recursos, una auténtica tarjeta de débito gratuita.
Fuimos los primeros en el continente que pusimos en marcha un sistema centralizado de trazabilidad y monitoreo de enfermedades transmisibles. Cada persona contagiada es registrada en el sistema de vigilancia epidemiológica a nivel nacional y en tiempo real.
Evitamos la ruptura del proceso de aprendizaje de nuestros estudiantes durante el período de confinamiento, utilizando la plataforma informática Ester, estrategia de transformación educativa resiliente.
Garantizamos el acceso gratuito a internet a la enorme mayoría de la población estudiantil, incluyendo las comunidades remotas.
Está en desarrollo la plataforma Medicapp, un innovador inventario digital que informa a los ciudadanos sobre la existencia de medicamentos, puntos de venta y precios comparativos en tiempo real.
Ofrecemos compartir con la comunidad internacional estas experiencias y avances que han sido reconocidos por organismos internacionales, incluyendo a la Organización de Naciones Unidas.
Comparto plenamente con nuestro Presidente Cortizo Cohen, la convicción de que el diálogo, la participación ciudadana y los consensos, construyen la paz social.
Citando un ejemplo:
En medio del rigor de la pandemia impulsamos la iniciativa que denominamos Pacto del Bicentenario “Cerrando brechas”, concebido como el punto de encuentro de la sociedad panameña, para delinear el país que se quiere proyectar hacia el futuro.
Un país con bienestar común, próspero, seguro y en paz.
186 mil 182 propuestas fueron presentadas con entera libertad como posibles soluciones a problemas sentidos por la población. De esta amplia consulta surgieron acuerdos nacionales que responden a las verdaderas inquietudes del pueblo panameño y trascienden los períodos de gobierno.
La desestabilización en los precios de los combustibles generó también en Panamá, manifestaciones y protestas, fundamentalmente por el alza en los costos de alimentos, medicamentos y la gasolina.
En lugar de la confrontación, Panamá optó por el diálogo.
En nuestro país, no tuvimos que lamentar ni una sola víctima fatal durante dichas protestas.
Nuestro estilo de gobierno ha permitido acuerdos y consensos sobre las necesidades más sentidas por la población. El Gobierno Nacional ha articulado disposiciones y medidas concretas. Y -es muy importante señalarlo- hemos podido garantizar la paz social.
En el contexto global, el diálogo es el único camino para restarle espacio a los extremismos.
Un medicamento accesible es la diferencia entre la vida y la muerte.
El Presidente Cortizo Cohen, con valentía y voluntad política, ha decidido enfrentar esta situación. Con ese propósito me instruyó conformar y coordinar la comisión nacional de medicamentos, con el fin de lograr el abastecimiento de las medicinas para nuestra población, con precios mucho menores que los actuales.
La industria farmacéutica, producción, abastecimiento y distribución de los medicamentos en el mundo, es supuestamente una aliada de la salud; sin embargo, vemos con preocupación que millones de personas no pueden acceder a las medicinas.
La situación se ha convertido en un acto mercantil y mezquino. Los oligopolios obtienen ganancias desmesuradas por las medicinas que distribuyen y venden a los estados y a los particulares.
Un sistema así, que avergüenza a la humanidad, no puede continuar.
Compete a todos, y tiene que ser examinado y atendido en sus implicaciones globales, que el acceso a las medicinas sea valorado como un derecho humano y no como una mercancía cara y de lujo.
Panamá propone ante esta Asamblea General, la adopción de una iniciativa global que resuelva el precio desmesurado y la falta de acceso a los medicamentos para los ciudadanos del mundo.
Panamá es, de hecho, un país de tránsito de la migración irregular. Miles cruzan a diario la selva del Darién, en la frontera con Colombia.
Una travesía peligrosa y hostil donde arriesgan sus vidas, enferman y mueren.
No se trata sólo de una migración en tránsito. Esa situación incluye y también esconde a organizaciones criminales que se dedican al nefasto negocio del tráfico de personas.
Nuestro gobierno ha adoptado una política de Estado para la atención y ayuda a los migrantes, con un alto sentido de humanidad y solidaridad.
Subrayamos: las posibles soluciones a esta dolorosa y lamentable situación, incluyen a los países de origen, en los cuales la pobreza y la marginación social determinan la migración irregular, así como a los que somos receptores de este tránsito y muy especialmente a los países de destino.
Nuestro gobierno considera que el modelo actual de desarrollo debe transformarse. Esto significa incluir el valor que tiene la biodiversidad, procurando ecosistemas sanos y sostenibles.
Panamá es uno de los tres países del mundo declarados carbono negativo. 35% de nuestro territorio nacional y 30.5% de nuestros mares, están declarados como áreas naturales protegidas.
Más del 80% de la generación de nuestra energía eléctrica proviene de fuentes renovables. Sólo en julio de este 2022, logramos un nuevo récord histórico, un 95% de energía limpia generada para alimentar nuestra matriz nacional.
Somos el octavo país del mundo en generación de energía limpia.
La agenda de transición energética del Presidente Cortizo Cohen ha consolidado el liderazgo mundial de Panamá en la lucha contra el cambio climático.
Los panameños tenemos una conciencia histórica del valor de nuestra posición geográfica, determinada por la presencia del Canal de Panamá y el rol que este juega en la economía mundial. Somos un país con vocación para la protección de los recursos naturales.
Con dureza se levantan las críticas de la juventud acerca de la sucesión de foros, cumbres y declaraciones sobre el cambio climático y la preservación del ambiente y los recursos naturales, que se dan en medio del aumento incontenible en las emisiones, la deforestación y la contaminación del agua, los mantos acuíferos, ríos y océanos.
¿Cómo podremos ganarnos la confianza de las nuevas generaciones, mientras se está diezmando, ante sus ojos, al planeta donde vivimos y tendrán que vivir nuestros descendientes?
¿Cuántas vidas más deben perderse? ¿Cuántos desastres naturales más deben ocurrir?
Me pregunto ¿cuándo van a detener el ecocidio?
A los grandes emisores de gases, a los que fomentan la deforestación, a los que vierten químicos que contaminan y matan, les recordamos, se trata de la supervivencia de la tierra y de las especies que la habitamos.
Panamá plantea hoy ante este Foro de Naciones: ha llegado el momento de que el mundo disponga de una instancia internacional que exija responsabilidad a todos aquellos que causan daños al planeta.
De cada decisión que ahora tomemos depende el futuro.
Equivocar el rumbo y después intentar corregir, ya no es viable.
El camino de los conflictos y la guerra conduce a más calamidades y desastres. Es la senda equivocada.
Panamá, por geografía, pluralidad étnica y cultural, es un país abierto y de convergencias.
Los panameños, en uno de los principales atajos marítimos del mundo, en el centro del continente americano, estamos siempre dispuestos a servir a la humanidad, como lo hemos hecho desde hace siglos.
Hoy, ante esta Asamblea General, queremos expresarle con determinación al mundo, que cuenta y contará siempre con Panamá.
Estos tiempos, cambiaron nuestro tiempo. El mundo que era, ya no lo es.
Tenemos por delante la construcción de otro mundo. Un mundo mejor, con respuestas para asegurar la salud humana y la vida en este planeta, que es nuestra casa. Un mundo más solidario y en paz.
Tenemos que hacerlo.
Siempre seremos mucho más fuertes unidos.
Muchas gracias