Las tropas rusas, que conquistaron su primera gran ciudad ucraniana desde el inicio de la invasión, intensificaron sus bombardeos contra otros centros urbanos, lo que ha obligado ya a más de un millón de civiles a dejar sus hogares, mientras se esperan nuevas negociaciones este jueves 3 de marzo para un alto el fuego.
En un momento en que crece el escudo de sanciones, bloqueos y boicots con que respondieron los países occidentales a la invasión lanzada por Rusia, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski celebró la “heroica” resistencia de su pueblo.
Zelenski dijo que las tropas ucranianas causaron 9,000 bajas en las fuerzas rusas desde que comenzó la invasión, un fuerte contraste con los 498 muertos informados por Moscú, que efectuó por primera vez un reporte desde el inicio de la invasión el 24 de febrero.
“Somos una nación que ha roto los planes del enemigo en una semana. Planes escritos desde hace años: pérfidos, llenos de odio hacia nuestro país”, expresó el mandatario, que prometió que reconstruirá su país después de la guerra y que será Rusia quien pague el costo.
“Vamos a reconstruir cada edificio, cada calle, cada ciudad, y le decimos a Rusia: aprendan la palabra ‘reparación”, declaró Zelenski, un exactor de 44 años.
Una delegación ucraniana se encontraba en camino este jueves para una segunda ronda de negociaciones con los rusos -tras el fracaso de un primer encuentro el lunes-, que coincide con el reconocimiento por parte de Kiev de que perdió el control de Jersón, un estratégico puerto del mar Negro, en el sur del país.
El presidente ruso Vladimir Putin pidió “el reconocimiento de la soberanía rusa de Crimea y la desmilitarización y la ‘desnazificación’ del Estado ucraniano y la promesa de su estatuto neutro” como condiciones preliminares a una resolución del conflicto.