| septiembre 14, 2014
‘Hoy, tras el segundo fracaso de una guerra mundial, quizás se puede hablar de una tercera guerra combatida por partes, con crímenes, masacres, destrucciones’, aseveró. Francisco indicó que la guerra es ‘una locura’ que crece destruyendo y trastornándolo todo, hasta la relación entre hermanos y ‘lo más hermoso que Dios ha creado’, el ser humano.
También lamentó la cantidad de víctimas de estos conflictos porque ‘en la sombra’ convergen ‘intereses, estrategias geopolíticas y codicia de dinero y de poder’, que a menudo encuentran justificación en la ideología. En concreto, criticó a la industria armamentística -‘que parece ser tan importante’-, a la que tildó junto al resto de factores de ‘planificadores del terror’ y de ‘organizadores del desencuentro’.
El Papa también hizo un alegato contra la indiferencia ante este escenario de conflictos y pidió una reacción contra el belicismo porque ‘la humanidad tiene necesidad de llorar, y esta es la hora del llanto’. En el mayor monumento militar italiano dedicado a los soldados muertos en la Primera Guerra Mundial, el Papa ha repetido en varias ocasiones la frase “’a mí qué me importa” para denunciar la indiferencia ante las guerras.
Fogliano Redipuglia es una localidad del nordeste de Italia cercana a la frontera con Eslovenia en la que se situó uno de los frentes más encarnizados de la Primera Guerra Mundial. En este municipio se encuentran dos cementerios en los que yacen combatientes del imperio austrohúngaro y de Italia.
La intención del Papa fue la de invocar la paz y orar por los caídos en todos los conflictos bélicos por lo que, de manera simbólica, visitó en una visita pastoral de apenas cinco horas ambos camposantos con el fin de honrar a los caídos de todos los bandos.
En el cementerio de Redipuglia celebró una misa en una colosal grada de piedra coronada por tres cruces mandada construir por Benito Mussolini en 1938 y que hoy en día constituye el mayor monumento a los caídos de guerra de todo el país.