El ciclón Batsirai debe llegar el sábado al este de Madagascar con fuertes vientos y lluvias torrenciales que plantean una "amenaza muy seria" para millones de personas en el país insular.
Los habitantes se resguardaron ante la llegada de la tormenta con pronósticos de vientos de más de 200 kilómetros por hora en el país, que aun se recupera de la mortal tormenta tropical Ana a finales de enero.
Tras pasar por Mauricio y azotar la isla francesa de La Reunión con dos días de lluvia torrencial, Batsirai se situó a 250 km del este de Madagascar la mañana del sábado, según la agencia meteorológica francesa Meteo-France.
Batsirai debe tocar tierra entre el final de la tarde y la noche del sábado como un intenso ciclón tropical, "presentando una amenaza muy seria al área", advirtió la agencia.
El ojo de la tormenta debe atravesar el centro de la isla entre el final de la noche de sábado y el domingo, antes de abandonar la costa oeste del país el lunes.
Los vientos podrían alcanzar "más de 200 o hasta 250 km/h (…) en el momento de impacto", y las olas podrían alcanzar hasta 15 metros, según Meteo-France.
La ONU dijo que elevó su nivel de alerta y dejó listo un avión de rescate y ayuda humanitaria.
Se espera que el impacto de Batsirai en Madagascar será "considerable", dijo el viernes a periodistas en Ginebra Jens Laerke, portavoz de la OCHA, la agencia humanitaria de la ONU.
Al menos 131.000 personas fueron afectadas por Ana en todo Madagascar en enero. Al menos 58 personas murieron, en su mayoría en la capital Antananarivo. La tormenta también golpeó a Malaui, Mozambique y Zimbabue, donde dejó decenas de muertes.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU citó datos de las autoridades locales, según las cuales, 595.000 personas podrían ser directamente afectadas por Batsirai y otras 150.000 podrían tener que desplazarse por aludes e inundaciones.
"Estamos muy nerviosos", declaró Pasqualina Di Sirio, responsable del PMA en Madagascar, en una videoconferencia desde el país del océano Índico.
Equipos de búsqueda y rescate en la isla fueron puestos en alerta y los pobladores reforzaron sus casas.
Sentado en el tejado de su casa, Tsarafidy Ben Ali, un vendedor de carbón de 23 años, afianzaba las láminas de metal del techo con bolsas de tierra.
"Las ráfagas de viento van a ser muy fuertes, por eso estoy reforzando el techo", contó a la AFP.