La investigación de un doctorando desvela una estructura con 5.000 años de antigüedad.
| septiembre 16, 2014
Según ha expuesto el experto en el Congreso Internacional sobre Arqueología en el Antiguo Oriente Próximo de este verano y tal y comodesvela ahora la revista Live Science, la estructura se encuentra a 13 kilómetros del lago Tiberíades, cerca de la frontera entre Israel y el territorio palestino de Cisjordania.
Tiene 14.000 metros cúbicos de volumen, 150 metros de largo por 20 de ancho en su base y hasta siete metros de altura. “Más extenso que un campo de fútbol norteamericano”, explica la publicación. En las proximidades se han encontrado restos de cerámica elaborada entre 3050 y 2650 a. C. que han ayudado a datar el hallazgo.
Wachtel explica en su ponencia que se puede tratar de “un hito destacado en el paisaje natural, que sirve para marcar la posesión” de la tierra o para “hacer valer la autoridad y los derechos sobre los recursos naturales” por una población determinada, pero también puede ser un monumento religioso, erigido en honor del dios Sin de la antigua Mesopotamia, cuyo símbolo era una luna creciente como la que forman estas piedras.
A 29 kilómetros del lugar donde se encuentra esta construcción también se levantó en tiempos contemporáneos el pueblo de Bet Yerah, literalmente “la casa del dios de la luna”, conocido por su culto a esta deidad oriental, notablemente documentada. El investigador entiende que este muro inmenso pudo igualmente “ayudar” a marcar las fronteras de aquella villa y sus dominios, ya que la medialuna se destaca claramente en el paisaje, pero descarta que se trate de una fortificación ordinaria, dada su lejanía respecto al núcleo urbano, habitado.
Los cálculos del especialista indican que hicieron falta entre 35.000 y 5.000 jornadas de labor para levantar esta estructura, unos 200 obreros con dedicación exclusiva durante cinco meses, un plazo que entiende se prorrogó largamente, puesto que los mismos constructores debían ser los agricultores de la zona, que no podían apartar sus manos durante demasiado tiempo continuado de la tierra que les daba el sustento.
Desde el Departamento de Antigüedades del Gobierno de Israel recuerdan que la zona donde se ubica el Rujum En Nabi Shuaayb –también conocida como Mojón de Jethro en honor de un antiguo líder druso de la región- es prácticamente un corredor de restos megalíticos hasta los Altos del Golán, donde se han encontrado conjuntos de pilares y círculos posiblemente aún más longevos.