El Ejército libanés dio por concluida la primera fase de las labores de búsqueda y rescate, tras la potente explosión en un puerto en Beirut, sin que los equipos locales e internacionales hayan hallado supervivientes, lo cual será menos probable a partir de este momento.
El jefe del batallón de ingeniería del Ejército libanés, Rojeh Khoury, explicó que después de tres días de búsqueda "la esperanza de encontrar a personas con vida ha disminuido", pero que continúan los trabajos para recuperar los cadáveres de debajo de los escombros.
"Los equipos que estaban buscando a gente con vida consideran que su trabajo ha terminado", afirmó Khoury.
Sin embargo, los turcos, franceses y rusos siguen apoyando a los equipos libaneses en la zona más afectada, donde "están en alerta y trabajan veinticuatro horas al día" para recuperar los restos de las víctimas.
La deflagración se originó en un almacén del puerto de Beirut donde se encontraban casi 3.000 toneladas de nitrato de amonio desde 2014 sin las debidas medidas de seguridad, según admitió el primer ministro libanés, Hasan Diab, aunque todavía se desconoce qué provocó su detonación.
UN GOBIERNO DESQUEBRAJADO
La explosión de Beirut ha tenido sus consecuencias sociales y políticas. En las últimas horas el país ha estado inmerso en manifestaciones y se han dado las primeras renuncias. Se trata de los ministros de Información y Medio Ambiente.
La ministra libanesa de Información, Manal Abdel Samad, dimitió este domingo al considerar que sigue habiendo "resistencia" a aceptar los cambios que exige la población tras la tragedia, que ha dejado de momento 158 muertos y unos 6.000 heridos.
"Después del horror del desastre de Beirut, presento mi dimisión del Gobierno", anunció Abdel Samad en un comunicado, según la Agencia Nacional de Noticias (ANN) libanesa, seguida pocas horas después por el titular de Medio Ambiente, Damianos Kattar.
En una nota, comunicó su dimisión "ante el horror de la catástrofe, en reverencia a las almas de las víctimas inocentes, en solidaridad con los heridos y sus familias, sintiendo el dolor de las familias de los desaparecidos, en simpatía con todos los afectados (…) y en medio de un sistema estéril y afligido".
El ministro afirmó que está "triste hasta la muerte" por lo ocurrido.
Mientras, en las calles de Beirut, la rabia y la indignación ciudadanas volvieron a alimentar este domingo protestas violentas, después de que ayer los manifestantes asaltaran las sedes de varios ministerios y se enfrentaran con la Policía, con un saldo de 250 heridos y un agente fallecido.
Este domingo, las fuerzas de seguridad y los manifestantes se arrojaron gases lacrimógenos, piedras y material incendiario en los alrededores del Parlamento, en el centro de la capital libanesa.