La filtración radiactiva ha llegado hasta los cultivos, la leche sin homogeneizar y el sistema de agua potable incluso de Tokio.
| marzo 29, 2011
El primer ministro Naoto Kan dijo en el parlamento que Japón se enfrentaba al problema más grave desde la Segunda Guerra Mundial.
"Este sismo, maremoto y accidente nuclear constituyen la crisis más grave» en varias décadas, dijo enfático Kan, pálido pero resuelto, quien vestía un saco azul de trabajo cuyo uso se ha generalizado entre los funcionarios desde la catástrofe del 11 de marzo.
Dijo que la evolución de la crisis seguía siendo imprevisible, pero agregó: "A partir de ahora, continuaremos manejándola en un estado de alerta máxima».
El terremoto de 9 grados de magnitud en la costa del Japón el 11 de marzo provocó un maremoto que devastó en minutos las ciudades del litoral nororiental de Japón, arrasando pueblos y derribando el sistema eléctrico y sistemas de emergencia en la planta de energía nuclear de Fukushima Dai-ichi, situada a orillas del mar.
La policía dijo que se han recuperado 11 mil cadáveres, pero aún se prevé que la cifra total ascenderá a los 18 mil.
Cientos de miles quedaron desamparados, sin viviendas y sin trabajo. Los daños ascienden a los 310 mil millones de dólares, siendo el desastre natural más costoso de la historia, informó el gobierno.
En medio de la tragedia humana, el drama de la planta nuclear ha acaparado la atención mundial, mientras los trabajadores combaten incendios, explosiones, el temor de filtración radiactiva y una serie de desaciertos en el esfuerzo frenético de impedir una total fusión atómica.
La filtración radiactiva ha llegado hasta los cultivos, la leche sin homogeneizar y el sistema de agua potable incluso de la capital, Tokio.
A los habitantes dentro de un radio de 20 kilómetros (12 millas) de la planta nuclear de Fukushima se les ordenó evacuar el área y algunas naciones han prohibido las importaciones de productos alimenticios de la región de Fukushima.