Bajo la creciente presión de Europa, Turquía prohibió este viernes a los ciudadanos de Siria, Irak y Yemen "que compren billetes y embarquen en aviones con destino a Bielorrusia", país que está acusado de transportar migrantes a las puertas de la UE.
En un mensaje publicado en su cuenta en Twitter, la dirección general de la aviación turca explicó que esta medida, "debida a los problemas de cruces ilegales en la frontera entre Bielorrusia y la Unión Europea", estará en vigor "hasta nueva orden".
Poco antes, la aerolínea bielorrusa Belavia dijo en un comunicado que "en virtud de una decisión de las autoridades competentes turcas, los ciudadanos de Irak, Siria y Yemen no tienen autorización para tomar vuelos entre Turquía y Bielorrusia".
Este anuncio se produce en un momento en que miles de migrantes, oriundos sobre todo de Oriente Medio, están bloqueados en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, en condiciones humanitarias deplorables.
Concretamente hay unas 2.000 personas, mayoritariamente kurdas, en un campamento improvisado, en el lado bielorruso de la frontera, que esperan entrar en Polonia, y por tanto a la Unión Europea (UE). Pero Polonia les impide el paso y ha desplegado un importante dispositivo militar en la frontera.
La UE acusa a Bielorrusia de organizar estos movimientos de migrantes, entregando visados e incluso fletando vuelos, con el fin de intentar crear una crisis migratoria en Europa, en respuesta a las sanciones internacionales contra el gobierno de Alexander Lukashenko.
El mandatario fue reelegido en 2020 tras unas controvertidas elecciones que provocaron multitudinarias manifestaciones de protesta en las calles y fueron violentamente reprimidas, lo cual motivó las medidas punitivas contra el país.
Las autoridades europeas intentan desde hace varios días frenar los arribos a Bielorrusia contactando a países de Oriente Medio para convencerles de que impidan a estas personas embarcar en vuelos con destino a Minsk.
Turquía es el primer país en tomar una medida de este tipo. Con sus dos aeropuertos internacionales, Estambul, la principal ciudad turca, es un importante centro de tráfico aéreo entre Oriente Medio y Europa.
Ankara resaltó no obstante el jueves que "no tiene nada que ver" en esta crisis migratoria.
Nuevas sanciones
Esta crisis, que preocupa cada vez más a la comunidad internacional, fue objeto el jueves de una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU.
Al cierre del encuentro, varios países, incluyendo Estados Unidos, Francia y Reino Unido, acusaron a Bielorrusia de intentar "desestabilizar a los países vecinos" y "desviar la atención de sus propias y crecientes violaciones de derechos humanos".
El jueves, Alemania llamó a reforzar las sanciones contra Bielorrusia y citó como posible objetivo la industria del potasio, que es crucial para la economía del país.
La Unión Europea anunció que dará a conocer nuevas sanciones contra Lukashenko la próxima semana.
Bielorrusia amenazó con responder a las posibles sanciones suspendiendo el funcionamiento del gasoducto Yamal-Europa, que atraviesa Bielorrusia y entrega gas ruso, combustible vital para los europeos en plena crisis energética.
Pero el Kremlin garantizó el viernes que las entregas de gas ruso a Europa no quedarán suspendidas, pese a las amenazas de Lukashenko.
Migrantes atrapados
En la frontera entre Bielorrusia y Polonia los migrantes se encuentran atrapados entre las autoridades bielorrusas, que, según Varsovia, les obligan a avanzar, a veces disparando al aire, y los guardias fronterizos polacos, que les impiden avanzar.
Miles de migrantes, entre ellos muchas mujeres y niños, han instalado campamentos improvisados y tratan de calentarse con hogueras.
De acuerdo al diario polaco Gazeta Wyborcza, 10 migrantes han muerto en la zona desde el inicio de la crisis.
Según el portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), el jueves pudo entregárseles una "ayuda humanitaria de emergencia" como mantas, ropa de invierno y pañales para los niños.
El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, acusó al régimen de Lukashenko de "terrorismo de Estado" y dijo el jueves que su país era el escenario de un "nuevo tipo de guerra", en la que se utiliza a los civiles como "munición".
Ante la afluencia de personas en su frontera, Polonia, miembro de la UE y del espacio de libre circulación Schengen, desplegó 15.000 militares, colocó una alambrada y aprobó la construcción de un muro.