Encontrar al mosquito del zika, casa por casa


Los soldados acompañan a los agentes de sanidad para desinfectar los hogares y buscar las larvas


Noticia Radio Panamá | Encontrar al mosquito del zika, casa por casa

| enero 31, 2016


En un día normal de trabajo, Mirley Mora llama a la puerta de hasta 150 casas bajas de la zona oeste de São Paulo. Cuando alguien atiende, le explica que trabaja en el Ayuntamiento, que está realizando una acción para combatir el Aedes aegypti, el mosquito que transmite el dengue, la chikunguña y el zika, el virus que recientemente se está extendiendo por toda América. Y después entra en el inmueble para buscar una larva menor que un grano de arroz a la que, seguramente, le están creciendo ya las alas. Puede estar en cualquier parte. Mirley es uno de los 2.500 funcionarios municipales que, ahora escoltados por soldados, luchan para que no prolifere el Aedes aegypti. El mosquito (o la larva) puede esconderse en un desagüe que no funciona bien, en el cubo donde la familia guarda el agua para el perro o en las hojas húmedas de una planta. Basta un poco de agua acumulada para que la larva consiga transformarse rápidamente en un mosquito que durante 45 días picará a todo humano que encuentre en el camino.

Mirley tiene que evitarlo. Y rápido. En febrero, las lluvias empiezan a ser más frecuentes y la mezcla de agua y calor le ofrecerá al mosquito mejores condiciones para proliferar. Y entonces es cuando generalmente se produce el auge de la epidemia del dengue. Pero esta vez la enfermedad que circula desde hace décadas por Brasil puede ir acompañada del zika, el virus que, según los especialistas, produce la microcefalia, una malformación fetal que desde octubre del año pasado puede haber afectado a 3.448 bebés. La misma presidenta brasileña, Dilma Rousseff, alertó este viernes sobre la gravedad y la urgencia de la situación: “Estamos perdiendo la batalla contra el mosquito. No voy a decir ahora que la estamos ganando. Pero ganaremos la guerra”.

En el jardín de una fábrica, Mirley se acerca a una bromelia. Con una pipeta, saca un poco de agua acumulada entre los pétalos y, finalmente, encuentra una larva. “Mira”, muestra, victoriosa; “una muy pequeña”. La empleada de mantenimiento de la fábrica, Claudia Ferreira, se ríe: “Ya decía yo que aquí había un foco de mosquitos. Siempre que limpio me acribillan”, cuenta. El año pasado, Claudia contrajo el dengue, al igual que otro trabajador de la empresa. “Creo que es mejor que quitéis esta planta”, aconseja Mirley. “Si tienes un machete sacadla ya de ahí”.

 

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