El temor y la desconfianza callan las denuncias en los municipios aledaños al Distrito Federal. Más del 90% de los crímenes cometidos en el país no se acusan frente a las autoridades.
| agosto 24, 2014
“El Gobierno del Estado de México reconoce alza en secuestros en Valle de Bravo”. “Diez en 15 días”. “Desaparecen cinco en una semana”. “Liberados dos secuestrados”. “Reconocen seis víctimas”. Valle de Bravo es un municipio del Estado de México, cercano al Distrito Federal y es el que más aporta al PIB del país. La sombra del secuestro a unos pasos de la capital mexicana ha llevado al Gobierno a enviar a más de 500 de policías y militares al pueblo para mitigar la emergencia. En cuanto a los policías municipales (de Valle de Bravo y otros municipios cercanos), otro medio millar, fueron retirados de sus puestos y enviados a Tlaxcala, a 250 kilómetros al este del lugar.
Los detalles exactos de los secuestros (nombres, circunstancias y, sobre todo, culpables) se escapan de la agenda pública, pero algunos se pueden averiguar en corto. “Yo conozco por lo menos a ocho personas de mi círculo que han sido víctimas de algún hecho delictivo”, reconoce un vallesano que pide que su nombre no sea mencionado.
‘En México es más probable que te secuestren a que te asesinen’, aseguraba a este periódico en febrero Renato Sales, el hombre al que el presidente Enrique Peña Nieto encomendó la Comisión Nacional Antisecuestros, la institución oficial dedicada específicamente a atajar este problema. Este sábado Sales dijo que de junio a julio de 2014 el número de averiguaciones previas [investigaciones] iniciadas por secuestro en México pasó de 113 a 98. Es decir, un 13,27% menos. Otras organizaciones habían dado a lo largo de la semana números muy distintos. La ONG Alto al secuestro, encabezada por Isabel Miranda de Wallace, había alertado de que en lo que va de 2014 se han registrado 1.951 secuestros. Pero hablar de estadísticas es complicado en un país en el que más del 90% de los delitos no se denuncian, según datos de 2014 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Aun así, de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública, el Estado de México ocupó en 2013 el cuarto lugar nacional en secuestros y solamente entre este estado, Guerrero y Michoacán se concentraron cerca del 31% de los casos en ese mismo año.
En el negocio de una de las últimas víctimas, el encargado, ante los extraños, opta por negar que haya ocurrido algún hecho inusual en la comunidad aunque reconoce “cierta peligrosidad” en algunos caminos. “Hay rumores, hay comentarios”. Prefiere guardar silencio, aunque se sepa lo que ha ocurrido. Culpa de la “peligrosidad” que azota a Valle a la cercanía con Tierra Caliente: una región que abarca el Estado de México, Guerrero y Michoacán y que ha sido el epicentro de la violencia provocada por la violencia del narcotráfico y, en el caso de Guerrero y Michoacán, los choques entre autodefensas y sicarios en sus pueblos.