En tanto, el depuesto mandatario Víctor Yanukóvich se encuentra en Rusia, desde donde dijo que continúa considerándose «el jefe legítimo del Estado ucranio».
| febrero 27, 2014
Unas 60 personas izaron la bandera rusa y un cartel en el que se lee "Crimea es Rusia". Desde Kiev, el Gobierno interino puso en alerta a las fuerzas de seguridad y la policía acordonó los edificios.
El hecho se produjo un día después que el presidente de la vecina Rusia, Vladímir Putin, elevara la tensión al ordenar maniobras militares en las zonas fronterizas.
El presidente interino, Alexander Turchínov, exigió al mando de la flota rusa del mar Negro que mantenga en sus bases a las tropas que tiene en territorio ucranio: "Cualquier movimiento de efectivos será considerado una agresión".
La península de Crimea es la única región ucraniana con mayoría étnica rusa, y el último gran bastión opositor a la coalición que tomó el poder tras el derrocamiento de Yanukóvich.
Por otra parte, el depuesto Víktor Yanukóvich reapareció para reivindicar que sigue siendo el presidente legítimo y pedir a Rusia que garantice su seguridad.
Desde Rusia, dijo: "A mí y a mis correligionarios nos amenazan con liquidarnos físicamente. Me veo, pues, obligado a pedir a las autoridades de la Federación Rusa que protejan mi seguridad personal de los extremistas", dijo en un comunicado divulgado a través de agencias de información rusas.
"Continúo considerándome el jefe legítimo del Estado ucranio, elegido de acuerdo con la libre voluntad de los ciudadanos ucranios", dijo Yanukóvich, quien agrega que no puede "permanecer indiferente ante los trágigos acontecimientos" que se desarrollan en su patria.
En tanto, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, se mostró "preocupado por los acontecimientos en Crimea. Urjo a Rusia a que no tome ninguna acción que pueda elevar la tensión o crear malentendidos".
Además, el Parlamento de Crimea anunció un referéndum regional sobre el futuro político de la región y la ampliación de sus competencias, según RT.