La policía ha disparado con munición real contra los manifestantes de Deraa.
| abril 8, 2011
El patrón ha sido el mismo que el de los viernes anteriores. Cientos de personas se han ido congregando en las principales ciudades de Siria a la salida de la oración de mediodía. Han empezado a gritar consignas políticas o cánticos pidiendo el fin de la dictadura y la unidad del pueblo frente a los intentos de poder de dividirles con tensiones religiosas o separatistas.
En el noreste kurdo, por ejemplo, miles de personas han cantado "ni kurdos ni árabes, el pueblo sirio es uno". Hacia esa región se habían dirigido precisamente los últimos guiños reformistas del presidente al Assad esta misma semana. Anunció que se concedería la nacionalidad a miles de kurdos en situación de apátridas desde hace años.
Pero otra vez más ha sido Deraa, en el sur, cerca de la frontera con Jordania, la que se ha destacado por la intensidad de las protestas. Y por lo poco que llega de allí, también por la dureza de la represión. Fuentes hospitalarias confirman diez muertos por disparos, que los testigos atribuyen a agentes de seguridad. "Es muy difícil saber quién es quién -relata un testigo a Reuters- porque los agentes de la seguridad no llevan uniforme".
Sin líneas de teléfono en Damasco
Otra persona cuenta cómo ha visto a los familiares de varios muertos rescatar sus cadáveres "de una piscina de sangre". Varios activistas cuentan en internet que es imposible saber lo que está pasando en el barrio de Duma, en las afueras de Damasco, porque se han cortado directamente todas las líneas de teléfono.
Siria tiene uno de los regímenes más represores de la zona, y mantiene un bloqueo informativo con la práctica de retrasar desde hace semanas la concesión de visados de prensa. Muy pocos medios extranjeros tienen corresponsales o colaboradores en el país, y el control de las comunicaciones hace extremadamente difícil verificar lo que llega desde allí. Pero los recuentos oficiosos hechos por organizaciones de derechos humanos dicen que en las varias semanas de protestas pueden haber muerto decenas de personas, en su mayoría civiles.