Fue la circunstancia previsible dada la descomposición nacional que trajo la sumatoria de fracasos de todos los que nos habían gobernado hasta ese momento.
El 11 de octubre de 1968, cuando ocurrió el golpe de Estado contra el presidente Arnulfo Arias, el entonces muy joven Ernesto Pérez Balladares estaba lejos de Panamá enfocado en sus estudios universitarios. Sin embargo, la distancia no lo hizo indiferente a las realidades políticas de su país. Tenía claro que no había nada fortuito en esta fractura del hilo constitucional.
A su juicio, era la circunstancia previsible dada la descomposición nacional que trajo la sumatoria de fracasos de todos los que habían gobernado en Panamá hasta ese momento. Mientras se alternaban en el poder los intereses económicos, aumentaba en el pueblo una gran desesperanza porque cada vez era más profunda la brecha entre dos únicas clases sociales: Los pocos que teníamos recursos y “el resto”, dice.
En su autobiografía, el Dr. Pérez Balladares hace un extenso recuento de los hechos que hablan de la inexistencia absoluta de soluciones sociales en el país, que era un asunto histórico heredado de los años que fuimos provincia colombiana. Señala además que esa cruda realidad fue lo que argumentó Arnulfo Arias para liderar el primer golpe de Estado que un grupo de civiles dio el 2 de enero de 1931.
«Estoy seguro de que en ese momento él no se imaginó que irónicamente se convertiría más adelante en el único presidente panameño en ser elegido en tres oportunidades y derrocado el mismo número de veces por los militares.
Le aplicaron una buena dosis de la medicina que él le dio al presidente Florencio Harmodio y en el camino comprendimos que el jefe de la Guardia Nacional era la persona que tenía la última palabra sobre quien sería o no presidente de la República o diputado.
Nos acostumbramos entonces a ver como algo natural la injerencia de los guardias en todos nuestros asuntos políticos; incluso aceptar que detrás de ellos en realidad estaba otro factor de poder: el Tío Sam», dice el autor.
Tomado de la página web de expresidente Ernesto Pérez Balladares.
