Al menos doce muertos por el supertifón en Filipinas

Internacional

El supertifón Rai, el más potente en alcanzar Filipinas este año, causó al menos doce muertos por las intensas lluvias y vientos huracanados que arrancaron árboles, líneas eléctricas e inundaron localidades, según las autoridades.

Más de 300.000 personas abandonaron sus casas y hoteles a medida que el ciclón Rai avanzaba por las regiones sur y centro del país, interrumpiendo las comunicaciones en algunas zonas y arrancando los tejados de los edificios.

El supertifón, equivalente a un huracán de la máxima categoría, llevaba vientos máximos sostenidos de 195 km por hora al tocar tierra el jueves en la isla de Siargao, aunque después bajaron a 155 km por hora, indicó la agencia meteorológica.

Las autoridades filipinas indicaron que al menos 12 personas murieron por el ciclón, que se dirigía hacia la turística isla de Palawan antes de adentrarse en el mar de China Meridional en dirección a Vietnam.

"Hasta el momento el número de muertos es de unos 12 en total en todas las regiones afectadas", dijo Ricardo Jalad, director ejecutivo del Consejo Nacional de Gestión y Reducción del Riesgo de Desastres.

Numerosos vuelos fueron suspendidos y decenas de puertos permanecen cerrados temporalmente ante la advertencia de fuertes oleadas que podrían causar "inundaciones mortales" en zonas costeras bajas.

"Estamos viendo gente deambular por las calles, muchas conmocionadas", explicó el corresponsal de la cadena local ABS-CBN Dennis Datu desde la castigada ciudad de Surigao, en la isla de Mindanao.

"Todos los edificios sufren daños graves, incluida la oficina provincial de la agencia de desastres. Parece como si hubiera sido impactada por una bomba", añadió.

La tormenta Rai, bautizada "Odette" en Filipinas, llega de forma tardía en la temporada de tifones, que suele extenderse entre julio y octubre.

Un supertifón es un ciclón extremadamente violento, equivalente a un huracán de categoría 5 en Estados Unidos, y solo se dan unos cinco cada año en el mundo.

Se trata del ciclón más violento registrado este año en Filipinas, uno de los países más vulnerables al cambio climático y golpeado anualmente por un promedio de 20 tormentas y tifones.