Méndez recibió la sentencia más dura de los 23 acusados que se declararon culpables en el caso. Dos sospechosos que fueron acusados siguen fugitivos.
| febrero 19, 2014
Joaquín Méndez Hernández, un ciudadano mexicano que operaba en Savannah, fue una pieza crucial entre 25 acusados procesados en el caso el año pasado. Un juez de corte federal de distrito lo sentenció cinco meses después de que se declaró culpable de un solo cargo de conspiración con otros para involucrarse en tráfico sexual.
Fiscales dijeron que Méndez y sus asociados traían mujeres a Estados Unidos desde México y otros países y las obligaban a tener relaciones sexuales diariamente con 30 o más hombres por 25 dólares por persona. Los acusados construyeron una red que atendía mayormente a inmigrantes hispanos, lo que significaba que las mujeres eran rotadas no sólo entre ciudades grandes como Atlanta y Charlotte, Carolina del Norte, sino también en comunidades agrícolas pequeñas como Bonaire, Georgia. Los coordinadores de la operación, entre quienes estaba Méndez, intercambiaban fotografías de las mujeres a través de teléfonos celulares para decidir cuáles querían que les enviaran, señalaron fiscales.
"Ellos esclavizaban mujeres, ellos las humillaban y deshumanizaban", dijo el miércoles al juez durante la audiencia de sentencia Tania Groover, fiscal principal en el caso. "En ocasiones eran llevadas a un campo de cultivo. Algunas veces los hombres simplemente se formaban y esperaban su turno, esperando y observando mientras ocurría todo".
Méndez recibió la sentencia más dura de los 23 acusados que se declararon culpables en el caso. Dos sospechosos que fueron acusados siguen fugitivos.
Al menos seis mujeres acusaron a Méndez de actuar como su proxeneta. Ellas señalaron que él las llevaba en un vehículo a casas o habitaciones de hotel para tener relaciones sexuales con varios hombres y luego se quedaba con la mayor parte del dinero que recibían. Fiscales dijeron que Méndez ganaba dinero suficiente para enviar 1.500 dólares semanales a su familia en México.
Mujeres dijeron a las autoridades que frecuentemente eran golpeadas y los líderes de la banda las amenazaban con lastimar a sus familiares en México si se negaban a cooperar; e indicaron que Méndez las obligaba a tener relaciones sexuales con decenas de hombres sin descanso.
"Uno no puede dormir, no puede comer hasta haber realizado al menos 40 actos", dijo en una declaración leída por los fiscales en la corte una de las víctimas.
Méndez y otros fueron acusados de operar el comercio sexual desde 2008 hasta su arresto en enero de 2013; y aunque él se declaró culpable, negó haber amenazado o lastimado a las mujeres, quienes según él comerciaban sexo por dinero voluntariamente.
"Yo no obligué a nadie. No lastimé a nadie", dijo Méndez al juez. "Ruego perdón a todas las mujeres que trabajaron para mí. Me disculpo".
Su abogado defensor, Jonathan Hunt, solicitó al juez una sentencia más corta. Señaló que la evidencia mostró que al menos algunas de las mujeres ingresaron a Estados Unidos sabiendo que estarían trabajando como prostitutas y argumentó que todos los involucrados, incluidos los proxenetas, estaban teniendo problemas para superar la pobreza extrema.
"Muchas de las decisiones tomadas fueron influenciadas por su pobreza y la necesidad de sobrevivir", dijo Hunt.
(AP)