Un hombre retiene durante dos horas y media a dos personas dentro de un vehículo.

| mayo 11, 2014
El autobús quedó atravesado en plena avenida Brasil bajo una intensa lluvia y en poco tiempo desembarcó en el lugar una unidad de soldados del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) de la unidad antisecuestros. Las imágenes mostraban a un negociador vestido de paisano encaramado a una de las ventanillas del autobús hablando con el secuestrador. Al cabo de la primera hora, el vehículo ya estaba rodeado de coches de la policía militar y comandos de élite preparados para actuar en cualquier momento. Las principales televisiones brasileñas retransmitían el suceso en directo con imágenes aéreas tomadas desde helicópteros.
A las siete y media de la tarde, todavía lloviendo, se abrían por primera vez las puertas y el conductor abandonaba el vehículo con aparente calma por el acceso delantero. A continuación se entregaba el secuestrador por la puerta central, con el torso desnudo, en traje de baño y zapatillas deportivas. Varios agentes del BOPE se abalanzaron sobre él para esposarlo y conducirlo hasta un vehículo de la policía. En tercer lugar abandonaba el autobús la joven secuestrada, llorando y visiblemente nerviosa. Las imágenes mostraron cómo se abrazó rápidamente a quienes parecían amigos o familiares que ya se encontraban dentro del cordón de seguridad. El autobús opera en la línea 723 que conecta los barrios de Mariópolis y Cascadura, ambos de baja renta. La Avenida Brasil es una de las principales arterias de acceso a Río de Janeiro por la que diariamente circulan cientos de miles de personas. Esta vía también es conocida por dar cobijo en algunos de sus puntos a grandes grupos de adictos al crack, que consumen la mortífera droga a plena luz del día con total impunidad.
El secuestro, pese a mantener en vilo a buena parte de Brasil durante dos horas y media, se ha saldado sin víctimas mortales. Por momentos, el suceso resucitó el fantasma del autobús 174. En junio de 2000 un criminal retuvo durante horas a once rehenes y provocó la muerte de una mujer. En aquella ocasión la última rehén retenida por el secuestrador fue alcanzada por una bala disparada por un agente del BOPE y falleció. El criminal, que fue detenido, también perdió la vida dentro de un vehículo de la policía en circunstancias extrañas.