Las dudas sobre las presidenciales no se centran en la victoria de Putin, reconocida por observadores tan críticos como los de la organización Golos, sino en la forma abusiva de lograrla y en el porcentaje final.
| marzo 6, 2012
Las dudas sobre las presidenciales no se centran en la victoria de Putin, reconocida por observadores tan críticos como los de la organización Golos, sino en la forma abusiva de lograrla y en el porcentaje final.
La existencia de irregularidades ha sido reconocida en estas elecciones y en las legislativas de diciembre por las autoridades rusas, incluido el jefe de la Comisión Electoral Central (CEC), pero eso no ha influido en la valoración cualitativa de conjunto de los comicios. No hay ningún indicio para creer que ahora va a ser diferente.
El jefe de la CEC, Vladímir Chúrov, ha manifestado que unas elecciones tan “abiertas, transparentes y honradas” como las presidenciales del domingo se dan “sólo en Rusia”. Según fuentes próximas a la misión observadora de la OSCE/ODHIR, los dirigentes de la CEC son capaces de negar evidencias. Así por ejemplo, tras las elecciones parlamentarias de diciembre han rechazado vídeos de los fraudes en los colegios calificándolos de “representaciones teatrales”, han ignorado quejas y han desactivado denuncias pasándolas a la categoría de simples “observaciones” o “comunicaciones” sin consecuencias legales.
Los enfrentamientos entre las fuerzas antidisturbios y los manifestantes que protestaban contra el sistema forjado por Vladímir Putin el lunes por la noche en Moscú indican que ni el Kremlin ni la oposición están aún maduros para dialogar de forma constructiva sobre la reforma política reclamada por un amplio sector de la población rusa.