PERÚ: Desesperación conduce a saqueos


LIMA, 17 ago (IPS) – Desesperados por la falta de agua, alimentos, auxilio médico y refugio, los pobladores de las sureñas ciudades peruanas de Pisco, Ica y Chincha, las más afectadas por el terremoto del miércoles, entraron en pánico y comenzaron a protagonizar actos violentos.


Noticia Radio Panamá | PERÚ: Desesperación conduce a saqueos

| agosto 17, 2007


La policía ha tenido que disparar al aire para evitar que en el kilómetro 230 de la carretera Panamericana Sur, cerca de Pisco, y en el kilómetro 297 de la misma ruta, en los alrededores de Ica, damnificados por el sismo saquearan camiones que trasladaban víveres para las zonas del desastre.


El Ministerio de Defensa ordenó a tropas del ejército y de la marina desplazarse hacia los puntos de conflicto para frenar episodios de pillaje.


Por las radioemisoras locales los pobladores justificaban sus actos: «Nos prometen ayuda y no hay nada. No tenemos agua ni energía eléctrica, hay heridos que están esperando atención hace 48 horas, no hay comida. Los niños sólo han recibido un vaso de refresco y un sánguche (emparedado). Se han olvidado de nosotros. Por eso tenemos que buscar nuestros alimentos», dijo un poblador.


Las cifras oficiales indican 510 muertos, 1.500 heridos, 85.000 damnificados y 18.000 viviendas devastadas por el sismo de 7 grados en la escala Richter registrado en la tarde del miércoles.


La misma noche del terremoto, el presidente Alan García, al tiempo que pedía calma y orden, expresó desde la sede de gobierno su alivio porque el violento movimiento sísmico no había causado un elevado número de víctimas.


«Gracias a Dios, en el país no se ha producido una catástrofe», dijo. Pero la visita a Pisco le demostró que había incurrido en error.


Este viernes, el jefe de Estado estuvo nuevamente en Pisco, donde el impacto del sismo arrasó con más de 80 por ciento de esa ciudad pesquera situada sobre el océano Pacífico.


Los damnificados le hicieron notar a gritos la magnitud del desastre. «¡No llega nada, presidente!», «¿Dónde está la ayuda?», «¡Nos han abandonado!», «¿Qué hace el gobierno?», lo increparon.


«No hay que caer en desesperaciones exageradas sabiendo que el Estado está presente y que nadie va a morir de sed y nadie va a morir de hambre, eso puedo garantizarlo», replicó el presidente.


«Cualquier grito destemplado es parte de la desesperación, cuando no de alguna histeria justificable, pero tenemos que poner también el orden», expresó el mandatario.


García notificó a los pobladores de que el gobierno desplegaba todos sus esfuerzos, pero que, dada la dimensión de la catástrofe, algunos sentían que no recibían nada de atención.


Ya son casi 500 los heridos de gravedad evacuados a Lima y más de 300 féretros han llegado a Pisco. Las autoridades sanitarias temen que los cuerpos insepultos disparen epidemias. Los testimonios indican que el hedor de la descomposición de cadáveres ya es perceptible.


Pero, desoyendo el llamado de García, pobladores del distrito de Guadalupe, emplazado en el kilómetro 290 de la Panamericana Sur, en las afueras de la destrozada Ica, bloquearon la vía obligando a los camiones de transporte de alimentos a detenerse para saquearlos.

album-art

Sorry, no results.
Please try another keyword
00:00