En los pasillos del colegio de primaria de Beit Hanún, una localidad al norte de Gaza, solo quedaban ovejas, cristales rotos y charcos de sangre media hora después de que varias explosiones mataran el jueves a 16 personas en sus instalaciones.
| julio 25, 2014
Muchos edificios de las inmediaciones están reventados por armas pesadas israelíes. Desde el Ejército israelí se anunció una investigación y sugirió que pudo tratarse de un cohete palestino caído en su camino a Israel. Más tarde, un portavoz militar habló en Internet de “disparos de cohetes desde las inmediaciones” de la escuela de la ONU y admitió fuego en “respuesta”.
Menos de una hora después de la matanza podía identificarse el impacto de al menos un proyectil explosivo rodeado de metralla entre la sangre y los despojos en la escuela de Beit Hanún. Ni rastro de la carcasa u otros residuos típicos de los cohetes que las milicias palestinas de Hamás disparan contra Israel, que les ha dedicado un museo en la localidad de Sderot. Las explosiones cercanas a primera hora de la tarde del jueves invitaban a marcharse.
Muchos huidos de la escuela se refugiaron en el hospital de la zona, como el ama de casa Rania Abu Oud. Vivió dos semanas en el refugio con sus siete hijos. Explicaba con su bebé en brazos que los responsables les habían pedido que salieran al patio porque “era más seguro”. La ONU evacuaba la escuela por temor al fuego aéreo y artillero de Israel en esa zona norteña de la Franja, donde también se han registrado combates con armas ligeras. Rodeada por cinco de sus hijos, Oud decía recordar cuatro impactos de proyectiles en la escuela. Tras la primera explosión “cundió el pánico y decenas heridos se refugiaron en el edificio”. Después cayeron al menos tres proyectiles más, que reventaron las ventanas convirtiendo los cristales en metralla. La sangre que perdieron los cientos de heridos formaba charcos de varios metros de diámetro en la planta baja y en las escaleras. Las ovejas se adueñaron de los pasillos abandonados por los supervivientes de la explosión.
Aiman Hamdán, director del hospital de Beit Hanún, explicó que las decenas de heridos en el ataque mostraban “heridas de metralla” típicas de granadas de mortero o de tanque. Minutos después de que hablara con los periodistas, una fuerte explosión a unos cincuenta metros de la entrada sembró la confusión en el patio del hospital.
El colegio bombardeado es uno de las 100 que la ONU habilitó como refugio para los más de 100.000 desplazados por la operación militar israelí en Gaza. Alrededor de mil palestinos de Beit Hanún, como la familia de Rania Oud, pensaron que allí encontrarían un refugio seguro bajo la bandera azul de la ONU. Con los ojos hinchados, Oud se lamentaba ante el hospital de Beit Hanún: “¿Adónde vamos a ir? ¿Qué refugio nos queda?” Las escuelas de la ONU eran “el único lugar donde nos creíamos seguros”. Contaba que ella y sus hijos solo escaparon ilesos “de milagro”. Es la cuarta escuela de la ONU habilitada como refugio que sufre el impacto de proyectiles desde que comenzó la operación militar israelí.