Un fiscal cita a la exdiputada, expulsada del Parlamento por orden del chavismo, y la interroga durante ocho horas como testigo sobre un caso de conspiración contra el presidente venezolano.

| junio 17, 2014
Aunque no reveló detalles de la extensa declaración ofrecida, Machado reiteró lo que había dicho al llegar a la citación: que no hay indicios que la relacionen con el presunto intento de liquidar al jefe de Estado venezolano. Expresó que no les permitieron a sus abogados presenciar el interrogatorio ni revisar el expediente.
Machado comenzó a declarar cerca de las diez de la mañana y salió poco después de las cinco para alivio de sus seguidores, quienes durante todo el día esperaron en sus oficinas, situada en el barrio de Altamira, en las faldas del cerro Ávila, la postal más difundida de Caracas. Todos se movían entre el optimismo y el pesimismo y exponían las razones que soportaban sus sospechas. A favor de la tesis más fatalista enumeraban dos hechos: que Venezuela ha reclamado a Interpol la captura de otras tres personas presuntamente vinculadas con el plan magnicida desvelado por capítulos por el Gobierno desde hace quince días -los abogados Pedro Mario Burelli y Ricardo Koesling y el exembajador de Venezuela ante Naciones Unidas y excandidato presidencial Diego Arria- y que Machado es la última representante de la facción opositora que desde febrero pasado reclama el fin anticipado del Gobierno de Maduro y que aún sigue en libertad.
Después de cuatro meses de protestas ese movimiento está en pausa por una suma de varios factores: el encarcelamiento del dirigente Leopoldo López, quien deberá enfrentar los cargos imputados por la fiscalía como responsable de los desórdenes del 12 de febrero pasado, que iniciaron la ola de protestas en Venezuela; la decisión del Supremo de encarcelar a los dos alcaldes más entusiastas de la protesta y que ha funcionado como un escarmiento para las demás autoridades electas en los cantones opositores; y con el desgaste de manifestantes que han sufrido las consecuencias de la dura represión comandada por la policía antimotines.
Con todo, los alegres partidarios de Machado están buscando la manera de reanimarse para reconducir el rechazo. Este lunes la aplaudieron a rabiar cuando llegó a su despacho para ultimar con sus asesores y abogados la forma de encarar la citación fiscal. A medida que pasaban los minutos y se acercaba la hora de la cita seguían llegando amigos y conocido para respaldarla. Muchos de ellos subieron a dos autobuses fletados para el traslado hacia la oficina del fiscal. En vez de subir a su vehículo particular Machado decidió acompañarlos. En los asientos encontró a varios de sus compañeros de la Movida Parlamentaria, un ala de la bancada opositora en la Asamblea Nacional que ella lidera; a empresarios como Marcel Granier, presidente de las empresas 1BC, propietaria de la desaparecida planta Radio Caracas Televisión; a la ex magistrada del Supremo Blanca Rosa Mármol de León, a conocidos periodistas de televisión, articulistas de prensa, a la cantante de música folclórica venezolana María Teresa Chacín y a Lilian Tintori, la esposa de Leopoldo López. En el camino escribió en su cuenta de Twitter: “Rumbo a la Fiscalía, armada con mis principios y acompañada de la solidaridad de millones d ciudadanos que no se doblegan”. También aprovechó para escuchar a Agustín Berríos, un exdirigente del partido socialcristiano Copei, con quien compartió asiento durante casi todo el trayecto.
Después de tomar algunos apuntes al pie de una cuartilla impresa con letra de ordenador, Machado se levantó para tomarse fotografías con los pasajeros, que luego publicó en su cuenta de Twitter. Fue una manera de agradecer el gesto de estas personas que la acompañaron en ese tenso momento, a pesar de que las sonrisas indicaban lo contrario. Machado suele restarle gravedad a las situaciones de riesgo que ha enfrentado en su carrera política como una forma de infundirle ánimo a sus seguidores. Este lunes no fue la excepción.
Con estos gestos la defenestrada diputada buscaba elevarle el costo político al Gobierno si decidía encarcelarla. En las últimas horas 34 congresistas peruanos se solidarizaron con su causa y el presidente de la comisión de Relaciones Exteriores y Defensa del Senado de Brasil, Ricardo Ferraco, instó a la presidenta Dilma Rousseff a pronunciarse. El ex mandatario Fernando Henrique Cardoso también le envió una carta para prestarle su apoyo. La suerte de Machado no es indiferente a la comunidad internacional.