La competencia de béisbol en los Juegos Panamericanos fue aplazada

La competencia de béisbol en los Juegos Panamericanos fue aplazada al viernes debido a la intensa lluvia que cayó en la noche del miércoles

La disputa del título de béisbol de los Juegos Panamericanos, entre Cuba y Estados Unidos, fue aplazada al viernes como consecuencia de las malas condiciones del terreno de juego del complejo deportivo «Cidade Do Rock».

Cuba, monarca defensor, y Estados Unidos, que ganó por última vez en 1967, debían protagonizar este jueves por la mañana el encuentro por la medallas de oro, pero la lluvia caída anoche provocó inundaciones en el terreno, cuyo drenaje no funciona adecuadamente.

Aunque los encargados de mantenimiento intentaron hacer trabajos para secar el terreno, se determinó pasar la jornada del jueves al viernes.

El concurso de béisbol de los Panamericanos fue muy accidentado por culpa del mal diseño de los campos, situado en una plaza de conciertos de rock en la que han actuado grupo famosos como Kiss y Queen.

Aunque anoche no llovió durante mucho tiempo, el agua acumulada fue suficiente para impedir que se juegue el jueves.

Tampoco se celebrará el duelo por la medalla de bronce entre México y Nicaragua ni los encuentros por los lugares del cinco al ocho entre Brasil, República Dominicana, Panamá y Venezuela.

CENICIENTA DE LOS JUEGOS

El torneo de béisbol fue uno de los de más nivel de los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, pero también el más castigado, por el pésimo diseño de los estadios del complejo Cidade de Rock.

La final pospuesta para el viernes como consecuencia de las malas condiciones del terreno confirmó la competencia de pelota como la cenicienta de unos Juegos con instalaciones confortables en casi todas las competencias, no en la de béisbol.

Los diseñadores de la competencia han pecado de ingenuos desde que pusieron el alumbrado. La Confederación Panamericana les llamó la atención y los brasileños pusieron el doble de bombillas sin darse cuenta de que el problema era la altura de las torres.

Sin tiempo para cambiar estructuras metálicas, la única alternativa era suspender los partidos nocturnos, un golpe porque redujo el tiempo de competencia hasta las 17:00 horas o antes porque los días están nublados.

Hace dos días, una aficionada estuvo cerca de parar en el hospital por los golpes recibidos por una pelota de ‘foul’, ésas que en cualquier estadio del mundo son contenidas por una malla detrás del ‘home’, inexistente en Cidade De Rock, donde sólo hay una cerca de alambres de poco más de tres metros.

El techo, de una especie de plástico endeble, voló por lo menos dos veces en una semana y aunque para las semifinales estaba repuesto, fue un problema adicional para los asistentes porque la lluvia cayó de manera frecuente y mojó ordenadores de los medios, televisores y a la misma hinchada.

Los jugadores se quejaron de la calidad del terreno, en el cual cualquier conexión puede cambiar el rumbo por una piedra y con eso voltear alguna acción decisiva, lo cual hasta ahora no ocurrió, afortunadamente.

Desde hace unos tres meses, las autoridades deportivas del continente estaban nerviosas por la poca calidad del estadio, pero dieron el visto bueno, quizá porque el problema mayor estaba bajo tierra, el mal funcionamiento del drenaje.

Un poco de agua que caiga es suficiente para que no se pueda jugar y el ejemplo es la suspensión de la final del jueves como consecuencia de una lluvia, fuerte pero de poca duración, 12 horas antes.

La atención de los voluntarios y el trato a los medios fue excelente, pero eso no fue suficiente para garantizar que se cumpla el calendario de un torneo que debió terminar el miércoles y lo hará el viernes, si la lluvia no aparece, por supuesto.