Muy pocos entrenadores en la historia del Barça pueden presumir de un palmarés como el suyo
| mayo 10, 2008
Muy pocos entrenadores en la historia del Barça pueden presumir de un palmarés como el suyo. Frank Rijkaard (Amsterdam, 1962), que dirigirá el domingo su último partido en el Camp Nou, cinco años después de su llegada se irá con cinco títulos -entre ellos una UEFA Champions League- y con el recuerdo de haber marcado una época, que todavía pudo ser mejor.
A Rijkaard le bautizaron como ‘El hombre tranquilo’ por su impasibilidad ante situaciones complicadas. Siempre defendió a los jugadores y esa actitud terminó por condenarle, ante la inacción desde la junta directiva, que nunca reaccionó a las señales negativas que emitía el vestuario desde hacía tiempo.
Teniendo en cuenta que Rijkaard no era el elegido para dirigir el proyecto de Laporta cuando llegó a la presidencia, la jugada le salió bien al Barça. Con 41 años y una experiencia limitada (selección holandesa y Sparta de Rotterdam), el técnico holandés aterrizó en Barcelona en 2003, cuando los pretendidos eran Ronald Koeman y Guus Hiddink.
El estilo de juego al que debía acogerse Rijkaard, con dos extremos fijos, se demostró ineficaz y en sus primeras navidades en Barcelona las cosas no podían ir peor para el equipo.
Acosado por los malos resultados, propició la llegada de Edgar Davids en la medular, el equipo ganó equilibrio y a pesar de no conseguir ningún título, finalizó segundo en la Liga y obtuvo plaza para la UEFA Champions League del año siguiente.
A la guinda Ronaldinho en el primer año del proyecto se le añadieron los fichajes de Deco y Eto’o para el segundo. Llegó la primera Liga y el impulso definitivo a su fútbol de creación.
En su tercera temporada (2005-06), el Barça firmó una de sus mejores campañas de su historia. Ganó la Liga y también la ‘Champions’, la segunda que ha conquistado el club catalán en su historia y por la que Rijkaard será recordado.
Con la victoria en París ante el Arsenal (2-1), el entrenador del Barça entró en el libro de los récords, porque fue la quinta persona que consiguió la Copa de Europa como jugador y como entrenador. Los otros cuatro son Miguel Muñoz, Giovanni Trapattoni, Johan Cruyff y Carlo Ancelotti.
En el verano de 2006, el Barça levantó su última copa con Rijkaard -la Supercopa de España- y durante la estancia de los azulgrana en Montecarlo, para disputar la final de la Supercopa de Europa ante el Sevilla, fue cuando empezó a visualizarse el declive del proyecto.
Aquel 25 de agosto el Barça cayó con estrépito a pesar de que era favorito (3-0). Ese mismo día, el club le dio permiso a Ronaldinho para participar en un acto publicitario, y la noche anterior la prensa documentó una animada fiesta en la que se celebraron los títulos conseguidos en la temporada pasada.
Para muchos, en Mónaco empezó el declive del proyecto y en Tokio, donde perdió la final del Mundial de Clubes, se confirmó esta percepción.
En esa temporada (2006-07) salieron a la luz todas las grietas, no hubo manera de taparlas. Samuel Eto’o encendió una hoguera con unas declaraciones contra Rijkaard y Ronaldinho por las que no fue sancionado.
Como el Barça mantenía sus opciones en la Liga y en la ‘Champions’, Laporta pensó que la inercia ganadora volvería, pero no fue así. Lo que antes era una virtud de Rijkaard -blindar el vestuario-, se volvió en su contra -tapar a sus jugadores-; todo coincidió con el declive de Ronaldinho.
El Liverpool eliminó al Barça de la ‘Champions’ y el Madrid de Capello se llevó una liga que los azulgrana creían suya. Rijkaard, que había pensando en abandonar, se sintió en deuda con la entidad y siguió al frente de la nave y Laporta aseguró que había tomado nota y se declaró dispuesto a acabar con «la autocomplacencia» que se había instalado en el club.
Pero no fue así. Llegó Thierry Henry y el Barça completó un equipo de lujo para volver a la primera línea. Ronaldinho era cada vez más asiduo del gimnasio que de La Masía y el equipo cayó en barrena.
La ‘Champions’ fue lo único que le quedaba a los azulgrana, un sueño que se diluyó en Old Trafford. Aquella noche se certificó el final del ciclo Rijkaard en el Barça. Después se han precipitado los acontecimientos: el club se decidió por Josep Guardiola y habrá una profunda renovación de futbolistas.
En cinco años, Rijkaard ganó mucho cartel. Llegó como un técnico prácticamente desconocido y mostró a la Europa futbolística la mejor manera de disfrutar viendo jugar a un equipo, cuando el Barça lo bordó en la temporada 2005-06. El ‘hombre tranquilo’ ya busca nuevos horizontes.
HISTORIAL DE RIJKAARD CON EL BARÇA:
Una Champions (2005-06), dos Ligas (2004-05 y 2005-06) y dos Supercopas de España (2005 y 2006).
Nombrado mejor entrenador mundial según la IFFHS (2006).
RIJKAARD: «HA SIDO UN GRAN HONOR PARA MÍ»
Frank Rijkaard se despidió sin rencor. A pesar de que el presidente Joan Laporta lo señaló como único responsable de la situación deportiva, el holandés no quiso entrar en polémicas y dijo que había sido «un gran honor» para él, haber dirigido el Barça durante cinco temporadas.
Quienes esperaban que Rijkaard pronunciara una palabra más alta que otra, se equivocaron. El técnico mantuvo en todo momento la calma desde el primer momento en una multitudinaria conferencia de prensa.
Quitando trascendencia a lo ocurrido, Rijkaard admite que se va del Barça por «los mecanismos del fútbol», por la lógica aplastante de este deporte. En todo momento, el holandés asumió su responsabilidad en el éxito y en el fracaso y admitió que se sentía «algo nervioso» ante su despedida del Camp Nou.
«Nunca me ha gustado demasiado centrar la atención», insistió Rijkaard, que vestía un polo de color azul con un corazón en el pecho y la leyenda «Amor», toda una declaración de intenciones para lo que expresó después ante los periodistas.
No tuvo ni un sólo reproche para sus jugadores ni tampoco para la junta directiva de Laporta. Asegura que no le dolieron las formas en su despedida -la prensa publicó antes de que él lo supiera su adiós del club y la llegada de Josep Guardiola-, y recalcó que lo que realmente le importa son «las cosas bonitas» que vivió.
Cuando se le preguntó por las declaraciones de Laporta, en las que veladamente culpó a Rijkaard de los resultados negativos cosechados en los últimos dos años, y si no era más justo repartir las culpas, Rijkaard afirmó que personalmente no es de los que culpa a nadie.
«Asumo mi responsabilidad y eso es una cosa natural. Se habla mucho del presidente, pero él no puede marcar goles. El área deportiva fue dirigida por mí y si los resultados no son los que queremos, qué tiene que ver el presidente con esto», se pregunta.
El holandés, quien ha informado de que Laporta le comunicó la decisión de que no continuaba el jueves, tras el partido en el Bernabeu, también tuvo palabras de agradecimiento para sus jugadores.
«Cada uno hizo de todo, dadas las circunstancias. Sinceramente cada uno siempre qiuso lo mejor para el club, para sí mismo y sus compañeros», añadió.
Insistió que en que todo lo que hizo en los dos últimos años fue para poder mejorar las cosas. «Trabajamos mucho con el corazón y con honestidad. La gente que conocí aquí nunca la podré olvidar. Quiero agradecer los momentos vividos, no sólo los éxitos, sino todos», indicó.
Rijkaard asegura que en estos momentos no piensa en sí mismo «sino en el conjunto, en el club y en la entidad» y eludió entrar en polémicas, como cuando le preguntaron si no había sabido controlar el vestuario.
«Cada uno tiene su opinión. Todos tienen derecho a pensar y dar su idea de cómo he trabajado, pero yo me quedo con lo que he dicho: cuando hablo de amistad, hablo de los jugadores que han pasado (..). No tengo que opinar sobre eso, lo tiene que hacer la gente desde fuera. Estoy muy tranquilo, todo lo que hice fue pensando en el colectivo», ha insistido.
Rijkaard no vería bien que mañana le aplaudieran a él y los aficionados silbaran a los jugadores. «Si uno quiere aplaudir tiene que hacerlo al club y al conjunto de jugadores. Ahora es complicado, no hemos cumplido con lo queríamos y si hay pitos, que sean también para mí, porque yo soy parte del grupo. Todos estamos en el mismo barco y no quiero ser una excepción en esto», ha argumentado.
«Estoy muy tranquilo en todos los sentidos. Siempre quise lo mejor para el club, el equipo, los jugadores, y los socios, pero siempre hay gente que quiere opinar (en otra dirección). Hay que ganar juntos y sufrir juntos. Para ganar necesitas coraje, carácter y ganas. No tengo derecho a hablar sobre el futuro, porque los que van a trabajar en el Barça, merecen todos mis respetos», ha dicho.
Afirmó que no tiene planes sobre su futuro y aseguró que la gente que va a trabajar para el Barça le merece todo su respeto. En cuanto a Guardiola, Rijkaard ha asegurado que lo conoce poco.
«Lo respeto mucho. Puede hacer un gran trabajo, es un hombre de la casa. Es una gran persona. Ahora mismo no puedo decir nada más», ha afirmado Rijkaard.
Ante su último partido como entrenador del Barça en el Camp Nou, Rijkaard espera no ser el centro de atención, «ni en positivo ni en negativo» y pide a su equipo que firme un gran partido. «Me gustaría ver a los jugadores hacer de todo por los colores del club, por el escudo y por orgullo», ha indicado.
Rijkaard que espera que le recuerden «como quieran», asegura que no tiene pensado nada con vistas a su futuro. En su despedida estuvieron Marc Ingla, vicepresidente deportivo, el delegado del primer equipo (Carlos Naval) y el preparador físico, Albert Roca.