La pareja se casó el pasado 12 de octubre, cuatro años después de su primer encuentro, y tres años después del trasplante
| octubre 26, 2013
Si Kyle nunca hubiera conocido a Chelsea, hay una buena posibilidad de que no estuviera vivo hoy, ya que ella le donó un riñón, cuando los suyos había dejado de funcionar casi por completo.
La pareja se casó el pasado 12 de octubre, cuatro años después de su primer encuentro, y tres años después del trasplante.
En una entrevista con el Indianapolis Star, la pareja habló sobre el día que se conocieron, el 12 de septiembre de 2009. En ese momento Kyle estaba en su último año de escuela secundaria en Brownsburg, Indiana, (EEUU) y lo que su médico pensaba, sería su último año de vida.
Conoció a Chelsea en un salón de automóviles, cuando la joven de 22 años, amiga de un amigo, estaba pasando por su divorcio.
Después de salir con Kyle ese día, Chelsea le ofreció su riñón mientras estaban en una fiesta.
Él no le creyó. Muchas personas le habían ofrecido un riñón en el pasado y había aprendido a no tener esperanzas.
Chelsea fue diferente, sin embargo. Ella insistió y se hizo pruebas que dieron como resultado “una concordancia casi perfecta”. Parte de su compromiso de donar su riñón fue el hecho de que su padre falleció después de no encontrar nunca un donante para un trasplante de médula ósea.
Pero la donación no fue un camino fácil. Después de ver un video de una operación de riñón, la madre de Chelsea le dijo que no lo hiciera y esto causó madre e hija se alejaran.
“Sentí que no tenía a nadie”, dijo Chelsea.
Pero los dos fueron a cirugía seis meses después de conocerse por primera vez, y Kyle llevó a Chelsea al hospital de la Universidad de Indiana ese día.
Una vez en el nosocomio, Chelsea comenzó a entrar en pánico. Ella iba a ser la primera en ser operada, y antes de que la metieran en el quirófano, agarró a Kyle y le dijo: “Por favor, no lo dejes ir”.
A pesar de los temores de Chelsea, la operación fue un éxito y el cuerpo de Kyle aceptó el nuevo riñón inmediatamente.
Cuando ambos se despertaron después de la intervención, sus primeras palabras fueron del uno para el otro. “¿Está Kyle bien?”, preguntó Chelsea. “¿Cómo está Chelsea?”, dijo Kyle.
Mientras se recuperaban, ambos tenían que mantenerse separados para que Kyle no contrajera una infección, pero el muchacho no dejaba de pedir a las enfermeras que lo llevaran hasta donde estaba Chelsea para que pudiera saludarla en su habitación.
No fue sino hasta después de la donación que los dos empezaron a tener sentimientos.
“Hay un lazo que nadie más, a menos que lo haya hecho, puede entender. Ella es mi mejor amiga”, dijo Kyle.
Además de otros hitos en su relación, la pareja además celebra el aniversario del trasplante renal, un día que ellos llaman ’Sparkypalooza’ (ya que llamaron “Sparky” al riñón). Esto se ha convertido en una especie de broma interna entre los dos. Chelsea a menudo amenaza con quitarle su riñón.
Tres años después de que Chelsea le diera uno de sus órganos a Kyle, intercambiaron votos en su boda el 12 de octubre pasado.
La pareja optó por salirse de los votos tradicionales de “en la salud y la enfermedad” y escribió algo significativo para ellos: “Te ofrezco mi mano, mi corazón y mi alma, que yo sé que estarán a salvo contigo”.
(contexto tucuman.com)