Es la primera reunión de las siete potencias industriales desde 1997 en la que no está Moscú.

| junio 4, 2014
"Ucrania es la prioridad de la agenda; será el momento de evaluar los últimos aspectos de la situación en Ucrania y en su entorno, y de seguir trabajando para superar este y otros retos", ha dicho el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. Van Rompuy y José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, cenarán esta noche con los líderes de EE UU, Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá, Japón e Italia, en un G-7 que tiene ya casi 40 años de historia: la primera cita fue en Rambouillet (Francia) en 1975; Rusia no se quedaba fuera desde 1997.
La decisión de dejar a Rusia fuera de las reuniones del G-7 se tomó en marzo, tras la anexión de Crimea, una región del este de Ucrania que ya está bajo soberanía rusa. Desde entonces, tanto EE UU como la UE –muy dependiente del gas y el petróleo rusos– han impuesto dos oleadas de sanciones económicas a Moscú, que han supuesto un duro castigo para la economía rusa, y amenazan con una tercera ronda de sanciones comerciales, económicas y financieras si Rusia no rebaja la tensión, algo que empieza a suceder muy lentamente, pese a que persiste el riesgo de desestabilización en el este de Ucrania.
“No se puede excluir un agravamiento de la situación, por lo que la UE y el G-7 tendrán que considerar futuras medidas si esto sucede”, aseguran fuentes oficiales europeas. Vuelven los tiempos de la disuasión: los aliados –otra palabra que rejuvenece con el desafío de Putin cerca de las fronteras de la UE– pretenden templar los ánimos de Rusia con la amenaza de sanciones, pero a la vez Rusia es consciente de que a pesar de los esfuerzos para Europa no va a ser sencillo reducir su dependencia de la energía procedente del Cáucaso.
Durante la cena de este miércoles y a lo largo de las reuniones del jueves en Bruselas no solo se hablará de Rusia y Ucrania. Siria, Afganistán, Malí, la República Centroafricana y Corea del Norte están asimismo en la agenda del G-7. Los acuerdos comerciales entre la UE y EE UU (bastante encallados), la recuperación de la economía global, la ayuda al desarrollo, la lucha contra el cambio climático y la cooperación en materia de evasión fiscal estarán también sobre la mesa de negociación. Aunque al final, en resumidas cuentas, el resultado de la cumbre dependerá de Ucrania y Rusia: Obama utilizará la visita a Europa –la segunda en muy poco tiempo, tras unos años centrado en sus relaciones en el Pacífico– para arengar a los líderes europeos de cara a no resquebrajar el frente común frente a Rusia. Occidente se moviliza para dejar patente la exclusión de Putin. Pero Putin está en todas las salsas: en las tres bilaterales con Merkel, Cameron y Hollande, y con el reciente ofrecimiento a Ucrania de una semana más para pagar las facturas por el gas.