Las empresas deben rastrear una zona de unos 60.000 kilómetros cuadrados en 300 días.

| junio 5, 2014
En los casi tres meses transcurridos desde que el MH370 se esfumase con 239 personas a bordo, supuestamente en algún lugar del océano Índico, todos los esfuerzos por encontrar algún rastro han sido tan infructuosos como múltiples las teorías más o menos conspiranoicas sobre lo ocurrido. Uno tras otro, los ingentes medios utilizados en el rastreo del B-777 (aviones, barcos y un submarino autónomo) han fracasado, y la mayoría de las posibles pistas han resultado falsas o inútiles.
El peinado con el Bluefin-21 prestado por la Marina de EE UU para rastrear una zona del fondo oceánico de 850 kilómetros cuadrados donde se suponía que se habían detectado posibles señales emitidas por los localizadores de las cajas negras finalizó la semana pasada, sin resultado, por lo que las autoridades descartan que el MH370 se encuentre en esa zona.
Los únicos datos que se consideran fiables para definir el área de búsqueda son las señales recibidas en un satélite de Inmarsat siete horas después del último contacto del MH370 con los controladores aéreos. Para aplacar la inquietud (y las sospechas) de los familiares, la empresa británica de comunicaciones por satélite y las autoridades malasias hicieron públicos los datos la semana pasada.
Mientras, se está realizando una batimetría del fondo marino en esos 60.000 kilómetros cuadrados por parte de un buque de la Marina china, el Zhu Kezhen. China, que tiene a 153 de sus ciudadanos desaparecidos con el avión, se ha quejado en varias ocasiones de la actuación de las autoridades de Malasya en este suceso. Los datos de la batimetría proporcionarán un mapa de la zona de búsqueda submarina, con los contornos, profundidades y la dureza del suelo del océano. Pero, como ya sucedió en otras ocasiones durante esta búsqueda, problemas técnicos han retrasado la búsqueda. El Zhu Kezhen tuvo que volver al puerto de Fremantle el sábado pasado para reparar el sonar de barrido múltiple.
El hecho de convocar un concurso público para hallar un avión desaparecido en el fondo del mar no es nuevo. En las labores de rescate del AF447, que se estrelló en el Atlántico el 1 de junio de 2009, participaron el Instituto Oceanográfico de Woods Hole (EE UU) y la empresa Phoenix Internacional, que también operó (por su contrato previo con la Marina estadounidense) el submarino autónomo utilizado en la búsqueda del MH370 y participó en la recuperación del helicóptero Super Puma español accidentado en Canarias en marzo.