La semana pasada simpatizantes del oficialismo y de la oposición se enfrentaron con piedras y bombas molotov a las afueras del aeropuerto de la ciudad costera de Puerto Cabello, lo que obligó a Capriles a llegar al acto de campaña programado en un barco de pescadores.
| septiembre 19, 2012
Juan Carlos Caldera, cercano colaborador del candidato único de la oposición Henrique Capriles, fue filmado aceptando dinero de un empresario, lo que el Gobierno considera una clara evidencia de corrupción pese a que la ley venezolana permite el financiamiento privado de las campañas electorales.
Aunque el ahora ex diputado asegura que recibió el dinero como parte de la financiación para su propia carrera política, parlamentarios oficialistas afirman que Caldera lo aceptó a cambio arreglar una reunión privada con Capriles.
"Anuncio al país mi decisión de separarme del cargo de diputado para facilitar cualquier investigación", dijo Caldera visiblemente avergonzado en la sala de reuniones. "Fui víctima del mayor aniquilamiento moral que se haya hecho", añadió.
La semana pasada, un grupo de diputados mostró dos videos de Caldera recibiendo el dinero. Capriles lo separó inmediatamente de su campaña, una respuesta que según legisladores oficialistas refuerza su denuncia.
Después de una acalorada sesión plagada de acusaciones mutuas, la Asamblea de mayoría oficialista aprobó el martes un acuerdo que objetó la conducta "inmoral" de Caldera, que en su opinión habría contribuido a enturbiar el financiamiento de la campaña política de Capriles.
"Ningún gobierno después de 14 años termina bien. Apelan a la campaña, a la guerra sucia (…) Sabemos que la guerra sucia es del que no puede, sabemos que este país puede estar mucho mejor", dijo Capriles tras un acto de campaña.
El opositor confirmó que el miércoles tiene previsto sostener una reunión privada en Bogotá con el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, un encuentro que podría reavivar viejas tensiones políticas entre los países vecinos, que en 2010 llegaron al punto de romper relaciones diplomáticas.
En una encendida campaña por la silla presidencial, Chávez aventaja a Capriles en la intención de voto según los últimos datos presentados por las encuestas de mayor tradición, pero analistas han resaltado que la brecha se sigue acortado, lo que dejaría espacio para un final abierto.
ANIMOS CALDEADOS
En la última milla de la campaña hacia unos comicios que se anticipan reñidos, los contrincantes se acusan a diario en una voraz guerra de denuncias y descalificaciones.
Un aliado de Capriles acusó al Gobierno más temprano el martes de utilizar el aparato estatal para hacer campaña y de apostar a la violencia para las presidenciales del 7 de octubre.
"El Gobierno se está jugando la carta de la violencia, la carta de la guerra sucia, la carta del amedrentamiento porque es una estrategia claramente perdedora, muy distinta a las estrategias que ha tenido en el pasado", dijo a corresponsales Leopoldo López, coordinador nacional del comando de Capriles.
La semana pasada simpatizantes del oficialismo y de la oposición se enfrentaron con piedras y bombas molotov a las afueras del aeropuerto de la ciudad costera de Puerto Cabello, lo que obligó a Capriles a llegar al acto de campaña programado en un barco de pescadores.
La batalla campal se sumó a una serie de hechos aislados de violencia en la campaña, en medio de una creciente polarización política y de acusaciones de corrupción como telón de fondo.
López dijo que entregó la semana pasada al Consejo Nacional Electoral una lista con más de 270 centros de votación en donde se han presentado episodios repetidos de violencia por la presencia de grupos armados o activistas políticos que buscan propiciar enfrentamientos.
Sin embargo, Héctor Rodríguez, coordinador nacional de la juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela, aseguró que la meta del oficialismo es cerrar la campaña en "forma perfecta" y defender los resultado bajo un clima pacífico.
Las elecciones venezolanas son seguidas de cerca por los mercados y analistas consideran que un triunfo de Capriles impulsaría la deuda y fortalecería la economía del mayor exportador de crudo de la región.
Pero tras 14 años de gestión Chávez ha mostrado en los últimos meses sólidas cifras de crecimiento del Producto Interno Bruto y ha logrado mantener a raya una galopante inflación.